La adicción al Trading

La adicción al Trading

(foto: Superinvestor)

Cuando el Trading se convierte en adicción (obsesión)

(Autor del artículo en inglés: Janice Dorn, experto en Anatomía del Cerebro y Psiquiatra certificado)

El Trading, que es una especie de juego de azar, puede provocar un verdadero “aumento” del dinero invertido. Además de esto, puede ser la causa de la aparición del miedo compulsivo de pérdida del dinero invertido, para pasar a la dependencia, y acabar en la quiebra financiera.

En julio de 2009, el británico Martin Hickman, de 64 años, perdió 200 mil libras esterlinas (cerca de $333 mil estadounidenses) en un día de negociación en la Bolsa de Valores de Londres (FTSE). En la entrevista al periódico The Telegraph (Reino Unido),  Hickman, dijo: “Después de mi jubilación, iba a ser un amo de casa, quería cuidar perros y dedicarme un poco al negocio con acciones. Pero después, todo salió fuera de control, y yo me quedé “enganchado”. Enciendo el ordenador inmediatamente después de que suena mi despertador, es decir a las 06.30 de la mañana, y no lo desconecto hasta la medianoche. A mi esposa esto le causa aburrimiento, pero ella me entiende”.

La historia de Hickman, es uno de los muchos que parecen ser ejemplos de negociantes (operadores), que continúan negociando, a pesar de las crecientes pérdidas que nunca acaban. Ellos muestran la seguridad semi-delirante de que ahora, ganarán un dineral y que recuperarán todo lo que perdieron, e incluso más. Ellos parecen estar fascinados y cautivados por las cifras (de las plataformas de negociación) y que están convencidas de que el éxito les espera a la vuelta de la esquina, que sólo se tiene que seguir buscando, esperar y hacer clicks.
A veces tienen suerte, y ganan. Sin embargo, más a menudo, la mayoría pierde. Pero pierden sumas considerables, pero que continúan negociando, ya que han caído en el círculo vicioso y se dedican a lo que se llama el “trading vengativo” (o “venganza comercial”), en el intento de recuperar sus pérdidas. Esta es una receta preparada para el desastre completo.

¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de casi cada 10-mo negociante, que tiene dependencia del trading? Muchas cosas. El enlace entre el cerebro y el cuerpo es evidente en la tensión psicológica (estrés) que experimentan cada segundo los negociantes. Además, los efectos mentales y fisiológicos devastadores se hacen cada vez más evidentes por la sencilla razón de que a los negociantes dependientes en absoluto les es imprescindible  estar presentes en los mercados; ellos experimentan la necesidad desesperada de negociar con valores.

En un nivel, esto es un tipo de adicción a la excitación, parcialmente se debe a la dopamina neurohormona, que consiste en la excitación del juego y la sensación del placer por la espera de la recompensa. Pero no se trata sólo de la dopamina. En un estudio realizado en 2013, en el Imperial College de Londres y en la Universidad de Cambridge, el papel de la dopamina, que influye en el juego compulsivo, fue cuestionado. A pesar de la сantidad insignificante de la muestra (9 hombres), los científicos suponen que en el caso del juego patalógico en el cerebro, cambian otras sustancias químicas. Según el doctor Tim Fong, Co-Director del programa de estudios de juegos de la Universidad de California (UCLA), “el cerebro del jugador patalógico se distingue muy notoriamente del cerebro del jugador “social” en el momento cuando se dedican a los juegos de azar. Estos neuromediadores (neurotransmisores), como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina, juegan un papel importante en todo tipo de adicciones (dependencias). En los jugadores patalógicos, ciertas disfunciones se observan aún antes del desarrollo de la adicciones, por lo que el riesgo del surgimiento de este tipo de comportamiento de estos tipos de personas aumenta”, explica el científico.

Gracias a la tomografía computarizada (Imagen por resonancia magnética) se pueden ver las partes del cerebro que se activan o “encienden” cuando una persona está segura de que está a punto de recibir una recompensa monetaria. En nuestra sociedad existe un estigma (indicio característico) sobre el dinero. Tal vez, este es el último gran tabú de nuestra cultura.  Las personas pueden narrar los detalles más íntimos de sus vidas, pero sobre el dinero, callan: ¿cúanto tienen?, ¿cuánto quieren tener?. ¿Qué es lo que piensan acerca de otras personas que tienen más o menos dinero, que de ellos. ¿Qué es lo significa para ellos el dinero en la realidad?.

Los negociantes y otras personas , que sufren de la adicción, son enfermos debido a sus secretos. Con el fin de ocultar sus secretos, mienten y niegan. Pero el cerebro no puede mentir durante la ejecución de la resonancia magnética (RM).  Las imágenes del cerebro revelan esos secretos sobre los cuales no pueden o no quieren decir los adictos. El dinero es el mayor secreto de todos.  Es más secreto que las drogas y el alcohol. Más a menudo la gente experimenta vergüenza, culpa, codicia y lujuria, justamente por el dinero.

Los negociantes “encajan” sus ordenadores, entran a plataformas de negociación favoritas, y quedan “colgados”. Cada fluctuación del mercado es la suma total de la codicia y el miedo de cada millón de personas, que participan en las subastas en un momento dado. Algunos negociantes utilizan los servicios del denominado “Análisis técnico”, que puede parecerse a un conjunto confuso de ganchos y garabatos en un gráfico. Pero en sí, ?qué es esto realmente? Las emociones humanas, escritas en una pizarra.

Una vez que el negociante adicto desea hacer un negocio, en su cabeza empiezan a aparecer estos tipos de pensamientos, como:

“Es necesario iniciar la sesión en este momento, debido a que el precio está huyendo de mí (o puede cambiar). Si juego una sola vez (con ella), no pasará nada de malo, porque me siento muy bien cuando veo los aumentos de los precios, y estoy seguro de que esta vez ganaré. ¿para qué debo de esperar el momento hasta que el precio venga hacia mí? El precio puede ser que no venga, entonces todo lo perderé. Esto no es nada divertido”.

Suenan razonables, así mismo las vías cerebrales de la dopamina, activadas con la posibilidad de recibir la recompensa,   que empiezan a funcionar a latas velocidades. Las neuronas de la dopamina comienzan a funcionar a  “plena capacidad”, y la persona siente una sensación de emoción pura. Todo esto es magnífico y notable, hasta que no se produzca un efecto contrario.

De repente la posición empezó a variar en torno contra el negociante. El cometió un error fatal, por perseguir el precio, pero comenzó a caer. La reducción, significa pérdida, y esto es un dolor. El cerebro reacciona a las pérdidas con mayor intensidad que los beneficios.

La pérdida de $10 mil se percibe como una pérdida de $25 mil. La carrera por el precio causa dolor, y ahora, el dolor es financiero, emocional y psicológico.

¿Y ahora qué?

Las pérdidas provocan dolores físicos a las personas. Un estudio, realizado por los investigadores de la Universidad de California, demuestra que la caída de precios de acciones en torno al 1,5%,  que duró un día, durante los próximos dos días conduce a un aumento de hospitalizaciones en un 0,26%. La influencia de la caída de precios en el estado psiquiátrico, tales como: la ansiedad o el trastorno de pánico, aún son más pronunciadas, debido a que la cantidad de hospitalizaciones por cada día crece casi en 2 veces. La pérdida de dinero hace a la gente enferma aún más enferma.

Para los principiantes, que desean aprender trading, les enseñan una sola lección, antes de que ellos gasten por lo menos 1 centavo: Mantengan su capital. Ellos los oyen, pero la mayoría no escuchan. Ellos consideran al trading  como un proceso mágico, en el que podrán sentarse con sus pijamas, hacer varios clicks con el ratón y ver como a su cuenta ingresa el dinero.  Todo termina en el hecho de que empiezan a perseguir los precios, sufren pérdidas dobles y pierden.

Como por goteo y goteo, las pérdidas crecen, luego ingresa el pedido para aumentar la margen, después del cual salen del juego.  Los dependientes aumentan la margen. A esto se le denomina: “tirar dinero a la basura”. Después de un corto período de tiempo, ellos también saldrán del juego. Los dependientes no saben cuándo dejarán de negociar.  Ellos piensan que mañana les espera una gran ganancia, por lo que hacen todo lo posible para que en sus cuentas tengan la cantidad suficiente de dinero para el negocio posterior. Por eso es que ellos engañan y roban. Pero a las finales, ellos fracasan. Algunos alcanzan el fracaso absoluto.

A ellos se les acaba el capital. Pero aquí se está hablando no sólo del capital financiero.  Aquí no se trata sólo del dinero, sino también de las pérdidas psicológicas, físicas, emocionales y espirituales.  Ellos se sienten perdidos. Son víctimas de miles de buitres, estafadores y magos, que se consideran ser los mejores negociantes (traders) en la historia de la humanidad y argumentan que ellos les enseñan extraer un beneficio inmediato. Ellos son cogidos por este cebo y pierden aún más dinero. Algunos están dispuestos a pagar decenas de miles de dólares, para que otro trader sea su entrenador. Otros gastan enormes sumas de dinero para la compra de programas que prometen el “Santo Grial del Trading”, o el “Mejor sistema de Trading del mundo”.  Pónganse a pensar un momento: si estos gurús son tan buenos y que tienen sistemas de trading magníficos, entonces ¿por qué los venden?

¿Por qué ellos no viven en su propia isla privada, tomando el sol, bebiendo una bebida fría y ganando millones de dólares?.

Los negociantes,  en su pleno apogeo de la adicción se asirán de cualquier cosa, que en su opinión, puedan salvarlos.  Pero, no hay salvación. A ellos les espera solamente aún más la desesperación, la pérdida del dinero y la total destrucción psicológica y financiera.

Cuando el negociante se encuentra en un estado de estrés, no tiene sueño, está “infectado” de pensamientos inquietos permanentes, no les queda nada más que, a excepción de la desesperación, odiarse así mismo, la ira o la desesperación.  Ocurren los suicidios. El negociante se sumerge en un estado de trastornos mentales y físicos, y ciertamente no debe de participar en el negocio.

Uno de los negociantes más legendarios, fue Jesse Lauriston Livermore (el “Gran Oso de Wall Street”).  A él se le conocía como un hombre que hizo y perdió millones de dólares. En el apogeo de su carrera, su fortuna se estimó en $100 millones. El 28 de noviembre de 1940, a la edad de 63 años, entró en el guardarropa del Sherry Netherland Hotel de Nueva York, y se disparó un tiro en la cabeza. En la nota del suicidio, escribió que él fue un “fracasado”, que estaba “cansado de luchar”.

Según, uno de los fundadores del sitio-web financiero, Minyanville Kevin Depew,  “todos los jugadores mueren en quiebra. La razón principal de esta tendencia, es el hecho de que el dolor de la pérdida se siente con mayor intensidad que la alegría de la victoria”.

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Publicado por Mauritz.

(ref.:  TheFix.com)

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