Cómo aprender a tomar decisiones financieras correctas

Cómo aprender a tomar decisiones financieras correctas

El porcentaje del analfabetismo financiero: cómo aprender a tomar decisiones financieras correctas

El analfabetismo financiero es una cosa muy peligrosa. ¿Cómo minimizar el riesgo de la toma de decisiones ruinosas?.

Para empezar, traten de responder a tres preguntas sencillas, es decir a la prueba (test) básica de cultura financiera:

1.  Supongamos que Ud. tiene depositado en su cuenta en un banco: $100 al 2 % anual. ¿Cuánto dinero habrá en la cuenta después de 5 años? Respuestas posibles:

A) más de $102,

B) $102,

C) menos de $102.

2. Su dinero está depositado con la tasa del 1 % anual, y la tasa de inflación anual es del 2 %. En un año, al retirar el dinero de la cuenta, Ud. podrá comprar: a) más, b) lo mismo, c) menos, ¿qué es lo que podría comprar con este dinero, hoy?

3. “La compra de acciones de una empresa por lo general ofrece una rentabilidad más confiable (de menor riesgo) en comparación a la compra de participaciones de Fondos mutuos de inversión”. Esta afirmación es: a) verdadera, b) falsa.

Si tiene deseo de responder al menos a una de las preguntas con la respuesta: “no lo sé”, continuar la lectura no tiene  sentido. Se supone que a ningún lector de Forbes no le surgió ninguna dificultad (las respuestas correctas aparecen al final del texto!).

Las personas que dieron las respuestas correctas a estas preguntas, que fueron formuladas por Annamaria Lusardi (Darmouth College), Olivia Mitchell (Wharton School, Universidad de Pensilvania) y por sus colegas residentes de 14 países del mundo, son la minoría mundial (recientemente, el trabajo de Lusardi y Mitchell fue publicado por la revista Journal of Economic Literature).

Las respuestas correctas dieron el 30 % de estadounidenses, el 21 % de suecos, el 25 % de italianos, el 27 % de japoneses, y el 31 % de los franceses. Sólo en Alemania (el 53 %) y en Suiza (el 50 %) la gente financieramente culta no está en la minoría.

En otros países, los desafortunados fueron del 10-11%, a excepción  de Nueva Zelanda (4%), Japón (17%) y Italia (20%). (Lamentablemente no dispongo de cifras de los países de America Latina, nota mía!).

El estudio se realizó a partir de las premisas de que cómo mínimo son 3 los conocimientos importantes que deben de saber los usuarios de los modernos productos financieros, es decir:

1) El saber efectuar cálculos relacionados a los porcentajes (incluido el “interés compuesto“),

2) El conocimiento de la inflación,

3) La idea de los riesgos y de su diversificación.

Para el diagnóstico, con estos 3 conocimientos de forma sencilla (de cultura financiera y no de cálculo integral!), es que se plantearon las preguntas, anteriormente.

El analfabetismo financiero es una cosa muy peligrosa por lo menos porque en el mundo actual casi cada persona tiene la posibilidad de ser un inversor. Los productos de inversión son cada vez más accesibles y populares, lo que no se puede decir sobre los conocimientos que son imprescindibles para su uso correcto. Pero, lamentablemente no sólo existen los productos de inversión.

Los créditos de consumo, las tarjetas de crédito, las hipotecas, los préstamos para automóviles, todo tipo de “préstamos abusivos” o “créditos de rapiña”, los productos de seguros… Solamente la necesidad de acumular el dinero de alguna manera para la jubilación, obliga tomar una gran cantidad de decisiones de inversión. Casi todo el mundo tiene que dedicarse a la planificación financiera personal, y tomar decisiones de préstamos e inversión (incluidos los ahorros de pensión).

La situación del sexo bello

Lo peor de todo ocurre con la instrucción financiera elemental de las mujeres pobres y de generaciones mayores. Por ejemplo, entre las estadounidenses mayores de 50 años, a 1–2 preguntas respondieron correctamente sólo la mitad de las encuestadas, y a la tercera, sólo la tercera parte. Con el paso de los años crece también la brecha entre el bajo nivel del conocimiento y la creciente confianza en la competitividad.

La situación de los hombres

Los hombres respondieron a las preguntas mejor que las mujeres, porque los primeros tienen más confianza, mientras que ellas reconocen mejor los límites de sus conocimientos. Por esta razón, en las próximas décadas la audiencia-objetivo para los proveedores de la cultura financiera, serán las mujeres. El proceso ya está en marcha. En EE. UU., las mujeres en promedio sobreviven a sus esposos en 9 años; al quedarse viudas y al enfrentarse con la necesidad de tomas decisiones financieras, ellas seriamente se ponen al día con su cultura financiera, que es lo que muestra el estudio realizado por el Sistema de Reserva Federal de EE. UU.

Con conceptos financieros más difíciles, la situación es totalmente mala. Sólo el 21 % de los estadounidenses comprenden que el precio y la rentabilidad de las obligaciones (bonos)  se vinculan de forma inversamente proporcional. Las personas no entienden lo que es el interés compuesto. En un estudio, Lusardi y Peter Tufano de la Escuela de negocios de Harvard (Harvard Business School)  diagnosticaron el conocimiento de ellos de forma, que no exigía hacer cálculos: “Supongamos que en vuestra tarjeta de crédito se encuentra $1000. La deuda no se paga, la tasa de interés es del 20 % anual. Pregunta: ¿Después de cuántos años se duplicará el monto de la deuda?. Respuesta: a) en 2 años, b) en menos de 5 años, c) en 5–10 años, d) en más de 10 años”. Respondieron correctamente sólo el 36 % (espero que no valga la pena decir cuál de las respuestas es la correcta). La misma cantidad de personas entienden que si se paga por la tarjeta de crédito el pago mínimo equivalente a los intereses de la deuda, la deuda nunca será reembolsada.

Así, casi las dos terceras partes de los estadounidenses  sencillamente no entienden las condiciones, en base a las cuales piden préstamos (créditos). Son pocos los que son capaces de calcular, cuál crédito es el más barato, y estimar, como cambia el valor del dinero en el tiempo. He aquí otro problema más de la obra de Lusardi y Tufano:

Ud. compra  un producto por $1000. Existen dos opciones para el pago: a) durante 12 meses pagar $100 al mes, b) prestarse $1000 para un año bajo el interés del 20 % anual, para pagar de una sola vez $1200, pero un año después. Cuál de las propuestas es mejor:

a) el primero,

b) el segundo,

c) ambos son equivalentes”.

La primera variante fue elegida por el 40 % de los entrevistados, el 39 %  consideraron la posibilidad de la equivalencia, y solamente el 7 % eligió la mejor variante (b). Los demás se confundieron. La gente sistemáticamente subestima el valor de la tasa de interés, cuando el crédito se les presenta en forma de un flujo de pagos. En el caso b), la tasa nominal del crédito es del 20% anual, y para el caso a), del 35% (el eficaz es del 41,2%). Existe además una explicación alternativa. Posiblemente alguien eligió la variante a), incluso  teniendo en cuenta que el porcentaje en este caso es casi el doble. Estos tipos de personas son aquellas que no saben ahorrar su dinero y que pagan por demás a los acreedores  por la gestión externa de su comportamiento financiero, ya que: es más fácil ahorrar $100 mensualmente que pagar todo el importe al término del plazo.

Por сausa de la ignorancia financiera, millones de personas toman decisiones ruinosas para sí mismas.

Algunos toman créditos demasiado grandes, otros — créditos a tasas exorbitantes (de rapiña!), mientras que otros les confían el  dinero o sus bienes a estafadores notorios. En EE. UU., por ejemplo,  el número de las quejas por estafas financieras está creciendo: entre los años 2007-2011  en un 62 %, es decir hasta 1,5 millones!.

Por eso, el aprendizaje de los conocimientos financieros se puede medir con el dinero. La enseñanza de la cultura financiera, a las personas con bajo nivel de educación, es capaz, tal como lo estimaron, Lusardi, Mitchell y Pierre-Carl Michaud, en otro trabajo, de aumentar su bienestar en un 82 %, y a los graduados universitarios, en un 56 %. Esto significa que las personas poco instruídas pierden, debido a las decisiones financieras ignoradas, el 45 % de su riqueza, y los más educados, el 36 %, respectivamente. La diferencia no es muy grande, lo que  muestra que la enseñanza de la economía y las finanzas, en las escuelas secundarias, no ayuda mucho. Y que el dominio de la competitividad financiera no será una operación rentable sólo para las personas muy pobres, es decir para los que tienen que pagar por la enseñanza, con más de un  tercio de su fortuna.

La idea es que la posibilidad de elevar el bienestar, dominando la cultura financiera, debe estimular la demanda potente global de la educación. Pero no es así. El problema consiste en que las personas no evalúan adecuadamente sus conocimientos. El 70 % de los estadounidenses estimaron su cultura financiera con el puntaje de valor medio o alto, aunque más de las 2/3 no pudieron  dar las respuestas correctas a las preguntas para niños de 14–16 años. Los habitantes de Alemania y de los Países Bajos también exageran sus conocimientos.

Y, ¿cómo explicar el bajo nivel fenomenal de la instrucción financiera en los países hispanohablantes y …?!!!

Ya que muchísimas personas generalmente son engañadas por las pirámides financieras y por sus propios… (espero que acierten en la respuesta – nota mía!). Por ejemplo, en Italia: cuanto mayor es la pensión estatal, tanto menor es la motivación de los ciudadanos para acumular independientemente su riqueza, y, por consiguiente, el dominio de la cultura financiera. Esto lo demostraron dos economistas italianos.

La utilidad del aprendizaje de la cultura financiera, es enorme. Los estudios demuestran que entre los más educados, la más difundida es la planificación financiera, incluida la planificación de la jubilación (pensiones). Por ejemplo, los chilenos más educados eligen las cuentas de pensión, que por el uso  de las cuales tienen  que pagar menos aportes a los fiduciarios de fondos. La cultura elemental financiera, como se demuestra en uno de los informes, permite a las personas ser más independientes, es decir  mirar menos en las decisiones financieras que toman sus amigos. Los campesinos chinos, que durante el curso de educación financiera les hablaron del interés compuesto, con mayor probabilidad depositarán una parte de sus salarios en cuentas de pensiones acumulativas.

Los conocimientos financieros ayudan evitar pérdidas innecesarias. Por ejemplo, en Alemania durante la crisis financiera actual, los inversores sin experiencia a menudo daban órdenes a los fiduciarios  de los fondos de “vender”, fijando de ese modo sus pérdidas. Mientras que los más experimentados esperaban con éxito la caída, se dice en el informe del BCE. En Suecia, según estimaciones de Laurent Calvet de HEC Paris, debido a la falta de la diversificación los inversores pierden el 2,9 % del coste de las carteras por año.

En EE. UU., incluso cuando se toma una decisión vital, por ejemplo, de refinanciación hipotecaria, los prestatarios cometen errores espantosos en la elección del tiempo oportuno para la refinanciación, en el cálculo de la tasa de interés, etc., esto lo demostraron los economistas del Banco de la Reserva Federal de Chicago. Durante la crisis, se hizo evidente que muchos de los titulares británicos de hipotecas  no sospechaban, por que tasas de interés  pagan la deuda (estos datos son del informe de la Universidad de Nottingham). Y cuanto menor es la cultura elemental financiera británica, es más pequeña la probabilidad de que  ellos empezarán a hacer algo para mejorarlo. No es de extrañar  que a las personas de menor cultura financiera, se les conceden créditos con altas tasas de interés (¿los de consumo en Gran Bretaña, en 9 de ellos, son del 23 % frente al 14 %), y esto que ¿ellos son más propensos a recurrir al default por su deuda?.

Al refinanciar la hipoteca, los más competentes consiguen créditos con el interés de 0,5–1 % más abajo, mientras que los que desconocen la cultura elemental financiera, pagan más de $50-100 mil millones al año (los datos son de John Campbell de Harvard). Una situación similar sucede con las tarjetas de crédito. Los titulares de tarjetas  menos competentes pagan en promedio el 50 % más de distintas contribuciones. Como resultado, al 29 % de los titulares de tarjetas menos competentes financieramente, les corresponde el 42 % de los aportes recibidos por los bancos.

Cerca de la cuarta parte de los estadounidenses, en los últimos años usaron tarjetas de crédito con super altas tasas de interés, tal como lo demostraron Lusardi y Carlo Sheresberg. Por supuesto, la mayoría de los prestatarios, son personas con cultura elemental financiera extremadamente baja.

No vale la pena esperar que el aprendizaje de la cultura elemental financiera conducirá al éxito inmediato.

Los inversores comunes, a los que los economistas, antes del experimento de laboratorio, les hablaron sobre el funcionamiento de los fondos de inversión, comisiones, etc., de todos modos eligieron estrategias ingenuas de diversificación y fondos con altas tasas de comisión. La educación financiera ejerce influencia muy débil en el comportamiento económico de las economías domésticas (hogares). Ya que los profesionales que no sufren de la ausencia de la cultura financiera, que dirigen fondos de inversión, no muestran mejores resultados  que los inversores menos sofisticados. Pero, en general, los inversores cultos financieramente encuentran mejor el momento oportuno para entrar a negociar en el mercado, además, más a menudo, ellos consiguen librarse de las acciones antes del colapso (caída) del mercado, pero este efecto es, estadísticamente, por desgracia, muy pequeño, lo demuestran los economistas italianos, Luiggi Gvizo y Eliana Viviano.

A menudo, no resisten las críticas los mismos programas de enseñanza de la cultura financiera, pero la mala educación no  es un argumento a favor del hecho de que no es necesario, en general. Ya que los cursos prácticos que involucran a los estudiantes en la experimentación financiera, funcionan mejor que los puramente teóricos. Pero, la educación financiera en general, como se reveló, ayuda sólo a las personas con habilidades desarrolladas de auto-control, de lo contrario no se plasmará en la práctica en una conducta económica razonable.

Las respuestas correctas, de las preguntas planteadas al inicio de este artículo, son: 1a, 2c, y 3b. ¿A qué grupo corresponde Ud.?

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MULTIDEAS. (ref.: Forbes; Internet)

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