Militares experimentan dispositivos de electrónica soluble
Dispositivos de electrónica efímera protegerán los secretos militares estadounidenses.
Científicos de EE. UU. están desarrollando la electrónica solube diminuta que se podrá tragar, lavar en el baño, disolver con la lluvia, regalar al enemigo o implantar en el cuerpo humano. Los dispositivos electrónicos de disolver o efímeros abren completamente nuevas posibilidades en los campos más diversos.
El desarrollode la electrónica solube lo está financiando la agencia de defensa estadounidense DARPA (Agencia de Proyectos de Estudios Avanzados de Defensa de EE. UU.). A los militares les es muy necesario esta tecnología, que evitaría la caída de la electrónica secreta en las manos del enemigo. Actualmente, los robots de última generación: terrestres, de superficie, submarinos y aéreos, serían un trofeo valioso, ya que el secreto principal en cualquiera de ellos son los componentes electrónicos y el software.
La electrónica, que por encargo del Pentágono está desarrollando el profesor John A. Rogers de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, será protegida contra la intrusión. Esta se desintegrará en presencia del agua u otro catalizador. Esta electrónica será útil para el ejército, la medicina, la industria y para diversos campos.
La electrónica soluble sobre todo les interesa a los militares, pero también será útil para los médicos y les encantará a los ecólogos.
John Rogers, informó sobre los últimos avances en el desarrollo de la electrónica soluble y cree que en un año o dos, la electrónica biodegradable se pondrá en prueba en seres humanos. Todos los dispositivos de esta tecnología innovadora, como: sustratos, conductores y semiconductores, se fabrican de materiales solubles en agua y de metales químicamente activos que no se utilizan en la fabricación de la microelectrónica tradicional. Las propiedades, es decir la capacidad de oxidarse y de descomponerse son características muy importantes para la autoliquidación o autodestrucción.
Actualmente, los científicos ya pueden mostrar un pequeño chip del tamaño de una uña, es decir el microcircuito de silíceo, magnesio y seda, que en 1 minuto se destruye en contacto con el agua. Después del impacto de una gota de agua, el chip comienza a arrollarse en cilindro, después, los sustratos, transistores y los diodos se autodestruyen, y la electrónica se convierte en basura.
En 2 horas, el circuito electrónico integrado se disuelve por completo en un vaso de agua. Anteriormente, el año pasado, la electrónica soluble fue implantada en el cuerpo de un ratón experimental. El implante localmente generó suficiente calor para matar las bacterias que surgieron de las infecciones postoperatorias. Después de 2 semanas, el implante electrónico se disolvió en el cuerpo del ratón sin causar efectos secundarios evidentes para el animal.
Aquí pueden apreciar el vídeo:
En la vía de la creación de la electrónica soluble existen dos problemas: la disolución controlada y la biocompatibilidad. Con el primero, todo está claro: nadie quisiera que el radiotransmisor o la unidad de control del aparato volador quede inesperadamente fuera de servicio durante el proceso de operación. Por ahora, para la iniciación de la destrucción se usa el agua, es decir que los dispositivos y componentes electrónicos pueden destruirse por la pérdida de la envoltura hermética de contención, por la ruptura de la cápsula con el agua, como resultado del golpe del drone (avión no tripulado) con la tierra o, por ejemplo, por instrucciones de radio.
La biocompatibilidad se logra utilizando sustancias, como el óxido de zinc o de magnesio, que en pequeñas cantidades son absorbidas por las tejidos del cuerpo sin provocar consecuencias negativas. Similarmente, se desarrollaron también los prototipos de los acumuladores biodegradables.
La nueva electrónica puede hacer una pequeña revolución en el mismo concepto de la aplicación de los dispositivos electrónicos. Por ejemplo, distintos sensores se podrán arrojar a la suelo y al océano, sin temor a la contaminación del medio ambiente. En la medicina, la electrónica soluble se podrá utilizar para controlar el estado del implante (la prótesis del órgano trasplantado). El chip soluble no sólo podrá detectar los primeros indicios del rechazo, sino además, por ejemplo, destruir bacterias mediante el calentamiento local.
Después de algún tiempo, el chip se disolverá por completo. En una perspectiva más lejana, según Rogers, dentro de 10 años, la electrónica soluble se usará normalmente. Nos acostumbraremos al hecho de que podremos tirar el smartphone al váter, donde se disolverá por completo y sin causar daño al medio ambiente. Los análisis médicos se realizarán implantando el chip, que registrará las indicaciones durante algunos días, y que después desaparecerá por si mismo. Y en el ámbito militar, los cambios serán aún más esenciales: los robots se intеrnarán seguros al territorio del enemigo, los drones de reconocimiento más a menudo volarán en el espacio aéreo de otros países, y las tecnologías de red en los campos de batalla tendrán mayor difusión.
¡Éxitos!
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(ref.: Rbc.ru)
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