Jon Oringer: el aficionado a la fotografía que se convirtió en un multimillonario

Cómo un aficionado a la fotografía se convirtió en un multimillonario de Silicon Alley

Jon Oringer: el aficionado a la fotografía que se convirtió en un multimillonario

  Jon Oringer de 39 años de edad,  nunca trabajó como contratado. Él fundó una decena de diferentes empresas, antes de concebir la idea de crear el banco virtual de fotos, Shutterstock. La demanda a la semejante suscripción accesible era tan alta que, este verano, Oringer se convirtió en el primer multimillonario de la avenida neoyorquina Silicon Alley (o versión neoyorquina del Valle de Silicio), donde se concentran las nuevas empresas-Internet de comunicaciones.

Lecciones de guitarra

Oringer, desde su temprana edad, siempre tuvo el deseo de obtener beneficios económicos (monetizar) de sus actividades. «Al estudiar en la escuela, buscaba la manera de cómo ganar algo de dinero en efectivo. Entonces decidí que la mejor manera era aprender a tocar rápidamente la guitarra, para después dar lecciones. Fue un buen negocio para un joven de 15 años», recordó Oringer en la entrevista con The el New York Times. Sin embargo, rápidamente  llegó a aentender que reparando ordenadores, él ganaría mucho más.

Оringer recibió el grado de bachiller en matemáticas y en informática en la Universidad de Stony Brook, y más tarde el grado de máster en informática en la Universidad de Columbia. «Allí empecé a crear productos de software, que vendía a los clientes en la Web», dijo el multimillonario.

Inversiones de $800

Diez años atrás, Oringer se dedicó a desarrollar otro programa para obstaculizar la aparición, en el navegador de Internet, de ventanas emergentes, que contenían publicidad, enlaces a otros sitios, etc. «Yo desarrollaba un programa que tenía que atraer a las personas para renovar su suscripción. Esto requería una amplia variedad de fotos para su procesamiento. Y de repente me di cuenta de que no eran fáciles de encontrar», — dijo Oringer a la BBC.

En ese entonces, sólo algunas empresas se especializaban en la creación de imágenes “comunes”, es decir, imágenes de lugares, objetos y animales, que utilizaban los sitios para ilustrar las páginas de Internet. Sin embargo, estas empresas trabajaban generalmente para las agencias de noticias, y las pequeñas empresas no podían permitirse el lujo de pagar hasta 500 dólares por una foto, una manzana o por una puesta del sol.

Oringer se compró una cámara Canon Digital Rebel por $800 y se fue a deambular por su ciudad natal de Nueva York, y más tarde, por otras ciudades en busca de las vistas más comunes. Él buscaba algo completamente opuesto a lo que tomaban habitualmente los turistas, a él le eran indispensables las imágenes más triviales. «En un día podía tomar tranquilamente hasta mil fotografías, en resumen, en medio año tomé 100 mil de fotografías. De estos, seleccioné 30 mil y los publiqué en el sitio-web Shutterstock», dijo el multimillonario. Para aumentar el índice de audiencia y captar nuevos clientes, él, a precios reducidos, colocó anuncios en plataformas publicitarias como Google AdWords.

El negocio con su propio dinero

Oringer desarrolló su negocio, de hecho, sin salir de su apartamento en Manhattan: «La gente se asombraba, por qué no voy al Valle de Silicio para formar parte de la máquina local de las startups. Pero tuve suerte, porque yo no tenía que buscar fondos para desarrollar mis propias ideas». Al inicio, Oringer  todo lo hacía solo: tomaba las fotos, se dedicó al diseño del sitio y respondía a las llamadas telefónicas. «Yo gastaba más dinero en el desarrollo del negocio, que en mi mismo. Pero al fin de cuentas, era mi dinero, escribió en su blog. Si Ud. es un empresario, debe estar preparado para cerrar el negocio, que no funciona, para dedicarse a hacer algo más. Mis diez proyectos, fracasaron. Y si Ud. utiliza el dinero de alguien, le pueden obligar a continuar con el proyecto, incluso si Ud. comprende que es hora de seguir adelante».

Primero, los beneficios

Los primeros empleados de Shutterstock no fueron fotógrafos, sino ingenieros. «El contenido mismo, aunque sea el exclusivo, no es una ventaja competitiva. La mejor imagen no es lo que no tiene otro banco de fotografías, sino la que será elegida y comprada. Para el cliente lo primordial es recibir rápidamente lo que exige. Por eso para nosotros  era muy importante implementar el proceso de búsqueda de imágenes», dijo Oringer. Ahora en Shutterstock trabajan más de 40 mil fotógrafos independientes. Según las estimaciones de la empresa, por los años del uso de los servicios de los fotógrafos, se les pagaron más de 150 millones de dólares. Por término medio, el fotógrafo gana al mes de 500—4000 dólares, sin embargo, los profesionales, con colecciones de decenas de miles de las fotografías, pueden recibir hasta más de 20 mil dólares al mes. Vendiendo la fotografía habitual por 1 $, el fotógrafo aficionado recibe por él 25 centavos. Sin embargo, la misma fotografía se puede vender un número infinito de veces. Tan pronto como las ventas del fotógrafo superan los 10 mil dólares, sus honorarios por la fotografía aumentan hasta 38 centavos de dólar. El precio de la suscripción mensual, que garantiza a 25 fotografías al día, es de 249 dólares.

La base de datos de Shutterstock contiene más de 28 millones de fotografías, vídeos y ilustraciones. Las acciones de la empresa aumentaron en un 300 %, desde 17 hasta 51 dólares, desde el momento de la salida a bolsa en octubre de 2012. El año pasado, el beneficio de Shutterstock aumentó en un 117 %, es decir hasta 47,5 millones de dólares.  Por ahora la empresa no tiene que preocuparse por su futuro, ya que según sus estimaciones, el mercado de las imágenes digitales para el 2016 crecerá desde el valor actual de 4 mil millones hasta 6 miles millones de dólares.

Un helicóptero modesto

A Oringer le pertenece más del 55 % de los activos de la empresa por el valor de 1,05 miles de millones de dólares. No obstante, el estatus de multimillonario influye poco en su estilo de vida. Según The Wall Street Journal, él vive en un apartamento de dos habitaciones en Nueva York. Оringer como antes se levanta a las 8 de la mañana, comprueba el correo y lee blogs de tecnología, a las 9 viaja en taxi a la oficina. A las 10.30 bebe una taza de espresso, avergonzado de pedir a su asistente para que le haga el café. Hasta las 16, se reune con los altos directivos y los clientes (por lo general no más de tres). Muy a menudo, no almuerza, se contenta con un sándwich en su escritorio, pero a veces acude a la pizzería cercana. A las 16.30, él ya está en casa, pero a menudo continúa trabajando también allí, incluso los fines de semana. «Además de las prácticas de verano, durante los estudios en la Universidad, nunca tuve que trabajar en el sentido tradicional de la palabra. Y ahora que estoy involucrado en el negocio, esto para mi no es deprimente, ya que no siento la sensación: pero ahora estoy trabajando», — dijo el empresario.

La única debilidad, que Oringer se permite, es la rara aparición en las fiestas, como las que se organizan en la Semana de la moda local. Además, el empresario compró su propio helicóptero AS350 B3 AStar Eurocopter, en el que vuela sobre el condado, incluso en el valle del río Hudson, al norte de la ciudad. «Yo quería el helicóptero, no porque tengo que volar urgentemente a algún lugar. Me gusta sencillamente volar en esta máquina compleja», concluyó Oringer.

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Traducido, adaptado y publicado por Mauritz.

160Multideasru(Se prohíbe copiar categóricamente, sin la referencia activa a este Blog!)

(Ref.: RBCdaily.ru; The Wall Street Journal)

 

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