Idea № 802. CardCash.com: cómo ganar mucho dinero con tarjetas de regalo

Idea № 802. CardCash.com: cómo ganar mucho dinero con tarjetas de regalo

 

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(foto: de David Yellen para Forbes

Cómo dos amigos de la infancia de Brooklyn revendieron tarjetas de regalo por $56 millones en un año.

Como se sabe, no hay ni una sola persona que no le encante recibir regalos, pero que al mismo tiempo pueda  elegir algo conveniente, a menudo resulta ser difícil.
Ya que nadie desea regalar cosas innecesarias. Por lo que una buena idea sería obsequiarle a la persona un certificado (tarjeta) de regalo, de cualquier cantidad de dinero equivalente razonable, para que pueda adquirir de forma independiente las cosas que necesite.

 Estos tipos de tarjetas están adquiriendo cada vez más y más popularidad  en los últimos años, por lo que muchos ya han encontrado en esto la manera decente de ganar bastante dinero.

El negocio con las tarjetas de regalo o cómo ganar dinero con certificados de regalo innecesarios

Dentro de una oficina semi oscura, bajo un techo de celosía, y con una cerradura de control remoto sensorial en la entrada, 8 jóvenes en yarmulkes (que algunos de ellos aún no han cumplido los 20 años) reciben pedidos para la compra de tarjetas de regalo usadas (de segunda mano) a través de Internet. Las tarjetas mismas, del coste total como mínimo de $3 millones, están a la “espera” de sus nuevos propietarios en el depósito de la empresa ,de la altura de un hombre de estatura promedio. Después de disponer los pedidos, las tarjetas se llevan del depósito a la habitación destinada para la expedición de las tarjetas. A partir de ahí, otro grupo de empleados les envían a los clientes por correo. Todos están con kippas y ocupados con el sudor en sus frentes. La empresa CardCash.com de Lakewood (New Jersey), el año pasado revendió tarjetas de regalo innecesarias por el valor de $56 millones.

Una mina de oro

Las tarjetas de regalo son el nuevo oro“,  dice seguro Elliot Bohm de 33 años, el director ejecutivo y uno de los fundadores de CardCash.com. “Son incluso mejor que el oro“, afirma su viejo amigo y el co-fundador de la empresa, Marc Ackerman. Pero, como esto es oro, debe ser extraído y procesado. Y esta operación, que básicamente se realiza en Internet, requiere como antes  el trabajo manual permanente, como lo hace Amazon.

 La empresa compra (acapara) las tarjetas, cada una de ellas es escaneada para determinar su valor, se le registra en el directorio y se le asigna un código de barras para que sean más fáciles de encontrarlos en caso de que se recepciones un pedido. “Debemos de ser capaces de encontrar la tarjeta indicada y hacerlo rápidamente”, señala Bohm.

El negocio de 2 hebreos ortodoxos

 Dos hebreos ortodoxos de Brooklyn fundaron su empresa en 2008. En el ardor de la crisis, comenzaron a comprar a través de Internet tarjetas de regalo en algunos dólares más barato su precio normal, asumiendo que muchos preferirán recibir $89 al contado, en lugar de comprado por $100 y concretamente en Annie Sez. Después empezaron a venderlas las mismas tarjetas en algunos dólares más caro que el precio que pagaron por ellas, pero de todos modos más barato que el valor nominal. La ganancia prevista (planificada) de CardCash es del 8 %, que al fin de año la empresa espera facturar $120 millones.

Y aún tienen un gran potencial para el desarrollo. Este año, según datos de CEB Tower Group, los consumidores gastarán $79 mil millones en regalos electrónicos y las denominadas tarjetas de regalo “de tipo cerrado” (es decir, los que dan las tiendas y los restaurantes, y no los bancos). En los próximos tres años, el uso de las tarjetas de regalo digitales aumentará, según las previsiones, dos veces, pero por ahora  están a la zaga de las tarjetas de regalo, que los empleados deben de clasificar manualmente, vender y entregar a los destinatarios.

El juego (negocio) con las tarjetas de regalo

Antes de que Bohm comience a hacer negocios con las tarjetas, se ganaba la vida revendiendo aparatos electrónicos con descuento. “Yo por naturaleza siempre busco negocios rentables“, explica él. Ackerman trabajó en una oficina de venta de inmobiliarias y ganaba dinero por ocasiones como negociante (operador o trader) en la bolsa de valores. Para CardCash, su conocimiento de los mercados y las fluctuaciones de los precios, resultó ser inestimable. Bohm reconoce: “El algoritmo de fijación de precios, es una combinación de la tecnología y el cerebro de Marc“.

La concepción de la idea

Un día, antes las próximas fiestas, ambos se dieron cuenta de que disponían de poco dinero en efectivo para los regalos, pero que tenían muchísimas tarjetas de regalo innecesarias. Ellos trataron de venderlas, pero encontraron en la red sólo tiendas, de poca confianza, de reventa de tarjetas de regalo. “Cobre esto, nuestros familiares nos explicaron de la siguiente manera: si vendes tarjetas de regalo por el valor de $60 000, sólo recibirás tres o cuatro mil“, recuerda Ackerman. Ahora ellos venden muchas tarjetas en tan sólo algunos minutos.  Los amigos reunieron el dinero, regalado a Bohm para la boda, y lo que Ackerman ganó en el mercado de valores, que en total sumaron $24 000. Crearon su sitio-web y compraron la primera partida de tarjetas de regalo a través de Internet.

Ambos trabajaban 18 horas al día en el sótano de la casa de Bohm

Con el dinero, constantemente surgían problemas. CardCash se vio obligada a comprar cualesquier tipo de tarjetas, porque la renuncia a la venta les privaba de sus ingresos. “Tuvimos que emitir cupones de descuento, a veces perdiendo, para que el negocio se agilice, para que así podamos recibir más dinero en efectivo y comprar nuevas tarjetas“, cuenta Bohm. Para acelerar la rotación de los fondos, vendieron el nombre del dominio a una agencia de alquiler de coches europeos, recibiendo $110 000. (Más tarde empezaron a pedir dinero a los familiares y amigos, reuniendo así $3 millones.)

El problema principal eran los ladrones. Por ejemplo, durante dos meses, un estafador de la Florida compró tarjetas de regalo, ingresaba al sitio con distintas direcciones y pagaba con tarjetas de crédito, y luego se quejaba a los emisores, diciendo que CardCash no le entrega sus compras.

Ackerman cogió al ladrón, analizado las fechas de las compras, los nombres y las direcciones, que utilizó, y así logró recuperar el dinero: “Él nos llamó y nos dijo: yo sé que estoy en investigación. Tengo tres hijos pequeños. No quiero ir a la cárcel”.

Con el fin de impresionar que la empresa era grande, CardCash empezó a recibir el correo en diferentes direcciones y a utilizar un centro telefónico con 40 operadores en Utah, para recibir las llamadas telefónicas de los clientes. En el primer año, el ingreso bruto fue de $1 millón. En el segundo año, los ingresos se triplicaron, y sí, los amigos por fin empezaron a contratar empleados. Ahora cuentan con 100 personas, de los cuales, 80 en Lakewood, y casi una docena de programadores distribuidos en Tel-Aviv (Israel), Gurgaon (India) y en Ho Chi Min (Vietnam).

La superación del temor

 En mayo, CardCash realizó un intercambio de activos y compró   a uno de sus competidores principales, Plastic Jungle, de la empresa InComm, que suministra productos y servicios pagados de antemano (de prepago), de esta manera recibió el nombre del dominio, la base de datos de los clientes y los equipos, pero no los empleados. Según Bohm, sintieron una satisfacción increíble, ya que al empezar, “más que nada temían  a Plastic Jungle”.

Y tenían con razón. Ya que Plastic Jungle con su sede en el Valle de Silíceo, captó cerca de $26 millones de inversión de empresas como: First Round Capital, Citi Ventures y Bay Partners. Además, por esta empresa se habían interesado los medios de comunicación, lo que es sumamente importante para atraer a los clientes. “¿De qué manera los pequeños alevines de Jersey pueden ganarle a una gran empresa famosa del Valle de Silíceo, que tiene tanto dinero?” , se cuestionó así Bohm. Que con mucho gusto, cuenta cómo esto resultó: debido al mejor modelo de negocio y por el sistema de seguridad mucho más sofisticado.

Plastic Jungle inicialmente actuó como eBay, es decir, sin adquirir las tarjetas en propiedad. Mientras que CardCash, al contrario, actuaba como un intermediario activo, comprando las tarjetas, comprobando su calidades y precios. “La gente no puede entender, de qué manera se compran los certificados de regalo, de forma legítima o fraudulenta”, explica Bohm.

Cuando los ladrones roban tarjetas de crédito, de inmediato tratan de monetizarlos“, explica el ex director ejecutivo de Plastic Jungle, Daniel Rogers, que reconoce que los robos le causaron daño a su empresa.

 Hoy CardCash utiliza  un software (programas) especial para revelar a los estafadores, y dispositivos especiales que escanean las huellas dactilares “de uso de la comunicación”, que permiten identificar a los contra-agentes sospechosos. Además, reúnen datos de todas las transacciones efectuadas, que diariamente los revisa un grupo especial dirigido por Ackerman, averiguando las causas de la intensa actividad de algunos compradores, de vendedores mayoristas o minoristas o de cualquier otra irregularidad.

A las “malas” tarjetas de crédito de CardCash, les corresponde solamente el 1,5 % de las transacciones. Al descubrir el fraude, la empresa inmediatamente informa sobre el hecho a los emisores de las tarjetas de crédito y desactiva la tarjeta de regalo, convirtiéndola en un trozo de papel ordinario. CardCash devuelve el dinero a los clientes, y su pérdida lo recompensa a expensas de los lombardos (casas de empeño), de los puestos  de cobro en efectivo de cheques, que se dedican a la venta de tarjetas de regalo.

 La transacción con la empresa InComm fue conveniente. InComm provee equipos pagados de antemano en Office Depot, Wal-Mart y Target y puede vincular CardCash con otras empresas mayoristas. Ackerman y Bohm ya tienen un acuerdo firmado con CVS y Amazon, según el cual los compradores pueden cambiar cualquier tarjeta de regalo por la tarjeta de estas empresas. Además, CardCash se ha unido al programa de las millas gratuitas de la empresa United y se ha puesto de acuerdo en la cooperación con algunas fundaciones benéficas.

En noviembre de 2013, CardCash captó $6 millones de inversión de la empresa Guggenheim Partners, y toda la empresa se valorizó en $40 millones (desde ese entonces se revalorizó).  Mucho dinero, según los fundadores, se gasta en marketing digital, en los anuncios de vídeo en Google, en la televisión y en el promocionamiento en la radio. Los inversores consideran que el dinero se invierte bien.

Cuanto  una empresa más crece, será más fácil de alimentarse por sí misma“, explica el gerente de carteras de Guggenheim, Doug Atkin.

CardCash está perfeccionando su tecnología. Por ejemplo, la empresa ha desarrollado una plataforma, que ofrece la posibilidad a los  usuarios de dispositivos móviles mediante un sólo click comprar, por decir, las tarjetas de Starbucks, al hacer la cola para tomar un café con leche. Y ¿cómo será en cuanto a los empleados, que por ahora manualmente clasifican las tarjetas y embalan los encargos? El próximo año, su trabajo será automático, gracias a un sistema de búsqueda electrónica único y a bandas transportadoras.

Los fundadores de la empresa aún son propietarios de más del 70 % de las acciones que no planean tenerlos eternamente. Bohm compara su modelo de negocio con los modelos de las empresas, como: StubHub, que en 2007 compró eBay por $310 millones. “Nos encantaría una salida de esa manera”.

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MULTIDEAS. (ref.: Forbes.ru; Biznestoday.ru; Internet)

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