Idea № 511. Empresas de turismo occidentales hacen dinero en zonas de guerra

Idea № 511. Empresas de turismo occidentales hacen dinero en zonas de guerra

(foto: Narman.name)

En el mercado turístico occidental surge y está en auge un nuevo nicho de negocios: algunas pequeñas empresas envían turistas a zonas en conflicto de guerra. 

Casi todo estaba preparado. Un pequeño grupo de  turistas se preparaba a viajar a Turquía, y después llegar por tierra a Siria. A la organización de la  gira se dedicó, Rick Sweeney, el cofundador de la agencia de viajes Warzone Tours. Pero en el último minuto, el viaje fue anulado. Y no por causa del peligro, ya que según datos no oficiales, en el conflicto militar en Siria ya han muerto 100 000 personas, sino por otra causa: resulta que los operadores turísticos de Estados Unidos, responsables de la organización del viaje, se habían asustado de que el gobierno de EE. UU. los incluya en la lista las organizaciones sospechosas de colaborar con “Al-Qaeda“.Si esto hubiese sucedido, Sweeney no hubiera realizado su trabajo. Y su trabajo consiste en organizar viajes turísticos a ciudades, como, por ejemplo, a la capital de Somalia, Mogadiscio o Irak, Bagdad, y asimismo en la prestación de servicios de seguridad a políticos y a altos ejecutivos  que viajan a zonas en conflicto.


El riesgo, es una causa noble 

La empresa de Sweeney trabaja en el sector de servicios turísticos, donde las agencias nunca ofrecen a los turistas descanso en la playa. Los envían a países, donde en los que antes o actualmente se libran conflictos militares. Este es un tipo caro y peligroso de turismo. Otros incluso dicen que esta pasión es para las personas demasiado temerarias y no muy sanas mentalmente. Por un viaje individual a Bagdad, Warzone Тours puede pedirle al cliente hasta $40 000.

Warzone Tours hace anuncios afirmando que es una agencia de viajes extremos, que envía a turistas a las zonas de conflicto armado. En el sitio-web de la empresa se muestran  soldados y coches ardiendo. En vez de la música se oyen los sonidos de las explosiones y los gritos.

La idea de crear la agencia de viajes especializada le surgió a Sweeney, cuando él mismo trabajaba en las zonas de conflictos militares. «Estuve muchas veces en Bosnia y en Irak. Tenía tantas ganas de hablar con la población local y estudiar los monumentos locales culturales. Pero no tuve esa oportunidad», recuerda él.

El cliente siempre tiene la razón

Él discutió la idea con algunos clientes potenciales, y su entusiasmo le convenció de que en el mercado hay un nicho libre, ya que entre los turistas hay personas, que desean ver los lugares de los conflictos militares pasados y actuales. Y fue así como en 2008 fundó la empresa Warzone Tours.

Según las observaciones de Sweeney, su cliente típico es la  persona, que nunca sirvió en el ejército y no trabajó en las estructuras de seguridad, pero que “ganó dinero y que ahora quiere experimentar fuertes emociones, que antes nunca los experimentó”. La mayoría de los clientes son hombres de negocios de mediana edad con ingresos superiores a $100 000. Él también se acuerda que una mujer, que le compró un viaje a Irak, en calidad del regalo para su padre anciano. “Tal vez ella quería recibir más rápidamente la herencia”, señaló sarcásticamente el empresario.

El parte más costosa del negocio de Sweeney, son unos gastos para la seguridad, pero que valen la pena. Antes de enviar a la zona en conflicto al grupo de turistas, Sweeney envía allá a los representantes de los servicios privados de protección y de seguridad, con los que tiene un acuerdo firmado, y después contrata a guardias locales de confianza. “Nosotros básicamente trazamos rutas y planeamos los viajes. Si, por ejemplo, debo de enviar a cualquier alto directivo a México, a una fábrica local, no tendría necesidad de emplear tanta gente de guardia, como los empleo para nuestros turistas”, explicó él.

Los verdaderos aficionados de las zonas de conflictos militares siempre van allá solos, continuó Sweeney. Hay rumores de que algunos  turistas simularon ser periodistas, sólo para llegar en la posición candente. En Siria, por ejemplo, cuentan de una mujer, que quería casarse con un combatiente del ejército Libre de Siria y que por eso se lanzó a las trincheras.

Otra mujer, que recientemente rompió con su novio, se tiró hacia las balas para que la maten. Y dos adolescentes, que se habían escapado del colegio, penetraron en la línea de fuego, para después jactarse ante sus amigos con las fotos con los rifles de asalto AK-47 en las manos.

La fruta prohibida

Sweeney no le turban los peligros de viajar a Bagdad o Mogadiscio. Sin embargo, los gobiernos británicos y estadounidenses se dirigieron reiteradamente a las poblaciones de sus países, con la petición de no visitar estas ciudades. “A los turistas les parece que estas regiones son más peligrosas, de lo realmente son. Por supuesto, cerca podrían disparar o que la bomba en el coche podría explosionar. Pero nosotros salimos ilesos”, dijo imperturbable él.

Sin embargo, no todos los empresarios de la industria del turismo quedan entusiasmados con la idea de crear una agencia de viajes para enviar a los turistas a la guerra. En 2006,  el británico James Willcox de 35 años, ayudó a dos inmigrantes, a un afgano y un paquistaní, a crear la agencia de viajes Untamed Borders. A diferencia de Sweeney, Willcox nunca estuvo en el ejercito, pero viajó a menudo a Asia Central. “Los viajes me enseñaron mucho”, dice hoy. Untamed Borders organiza viajes excursiones como, por ejemplo, la visita a las cuevas del Valle de Bamiyán en Afganistán, donde los talibanes destruyeron las enormes estatuas de Buda.

“A los turistas, que desean ir a las zonas de conflicto militar, a los viajes terribles que asustan, y a los sitios horribles de temas militares, todo esto lo evitamos. Nos nos dedicamos a otras cosas por completo”, afirma él. Sin embargo, él reconoce que a los viajeros les encanta fotografiar a los tanques soviéticos quemados en Afganistán y visitar los lugares, donde se derribaron en 1993, en la capital de Somalia,  los helicópteros estadounidenses Black Hawk (“halcones Negros”).

El Techo del Mundo en control

El trabajo de Willcox consiste básicamente en la organización y en el control de los viajes a Afganistán, y en particular el famoso Corredor Wakhan, que le llaman el “Techo del Mundo”, que se encuentra en el este del país. Él no incluye en los viajes las visitas a Kandahar y Helmand, aunque si lleva a los turistas a Kabul. “Las personas creen que toda la zona está en conflicto militar. Pero en Kabul, 6 millones de personas van cada día al trabajo, y nada les pasa. El miedo, como sabemos, tiene los ojos grandes. En realidad, el riesgo no es tan alto”, dice el empresario.

Nikolas Wood, ex corresponsal del periódico The New York Times en los Balcanes, en 2011, fundó la agencia de viajes Political Tours. Su empresa envía turistas a Libia, Corea del Norte e incluso hasta la ciudad de Londres, golpeada por la crisis financiera.

Según Sweeny, la fuente principal de sus ingresos los recibe de los servicios de seguridad a los políticos y los altos directivos. Cuando se trata de viajes turísticos a las zonas peligrosas, Sweeney comprueba escrupulosamente a los clientes. “Rechazamos a los que quieren, por ejemplo, tener a disposición los rifles AK-47.

“Consideramos que las armas deben de encontrarse en las manos de los profesionales, y no de los clientes”, comentó él. Además, Sweeney no quiere que lo llamemos:  agente turístico.“Nosotros sólo protegemos a los que viajan a la zona de conflicto militar”, dijo modestamente el empresario.

Él también niega que se enriquece con los sufrimientos de la gente. “Yo, por el contrario, quiero que los viajeros se conozcan más de cerca con la población local, que coman con estas personas en una sola mesa y que realicen conversaciones sinceras afectuosas”, concluyó.

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(Ref.: Vedomosti.ru; Financial Times)

 

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