Idea № 510. Cómo encontrar clientes permanentes para la venta de cosméticos terapéuticos

Idea № 510. Cómo encontrar clientes permanentes para la venta de cosméticos terapéuticos

Muchos fracasos de la vida han sido de personas que no supieron darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron”. (Thomas Alva Edison)

Marina Kazarina

Marina Kazarina

Este artículo trata de la historia de éxito de la economista rusa, Marina Kazárina, que decidió abrir su propio negocio de venta de productos cosméticos curativos (de marca propia). Su sitio-web es:  Aromarina. Sólo después de 5 años, su empresa se volvió rentable. Al inicio, como ella trabaja por cuenta ajena, su licencia de maternidad le sirvió para emprender su negocio, es decir para dedicarse a la fabricación de productos terapéuticos para el cuidado de la piel. La clientela permanente le depara la pequeña facturación de casi 1,2 millones de rublos al año (que equivale a casi $40 000).

Tipo de actividad Año de inicio Capital inicial
Fabricación de cosméticos 2009 casi $900

Ahora, el texto narrado por Marina misma:

El inicio

Si alguien me hubiese dicho alguna vez que yo seré cosmetóloga y que tendré mi propio salón de belleza, no lo habría creído, porque para abrir mi propio negocio no existían las condiciones previas.

Hace ocho años trabajé como economista en una empresa de fabricación de emulsiones. Cuando dejé de trabajar temporalmente, con mi licencia de maternidad, me dí cuenta que debo de dedicarle mas tiempo a mi niño y que ya no iría más al trabajo.

Pero era necesario ganar dinero y no quería ser sólo una ama de casa. Durante el embarazo me fasciné por la aromaterapía y me dediqué a fabricar cosméticos caseros.  Pero no tenía interés en fabricar jabones ni sales de baño, me arrastraba el deseo por las recetas más complejas. En la cosmetología, lo más complejo son los productos para la cara (faciales). Manchar el piso con algo, no es de tanta responsabilidad como maquillar la cara.

El lanzamiento del proyecto

Mis primeras clientas fueron las muchachas, con las que trabajaba en el trabajo anterior, y mi madre, con la que paseaba en el parque. Al principio traté de ampliar el círculo de mis clientes, mediante la publicidad: imprimía catálogos y los repartía a mis conocidas. Esto no llegó a surtir efecto: la gente no confiaba en mí. Entonces decidí que no era necesario perseguir a los clientes, al contrario, ellos deben de venir por sí mismos. Diseñé mi blog (en el servicio online Live Journal), y empezé a escribir artículos sobre cómo nos engañan con los artificios del marketing, les contaba cosas prácticas, por ejemplo, en que se diferencia la humectación de la nutrición, y complementaba el artículo con las descripciones de mis productos. Yo estaba segura de que enseguida acudirían corriendo hacia mí los clientes. Naturalmente, nadie se  puso a correr a ningún sitio, porque la que tuvo que correr fui yo.

El inicio de mi negocio se puede considerar el lanzamiento de mi sitio-web. Con mi blog me fue imposible formar pedidos, ya que sólo me escribían deseándome los buenos deseos y además porque había que hacer muchos trámites postales burocráticos. Mi esposo me ayudó elegir una la plataforma y hacer en base a esta mi tienda virtual (o tienda en Internet). Encontré un diseñador y un programador, ambos eran principiantes. El juego de programas de gestión de la tiendas virtual (motor!) me costó 7 000 rublos (casi $240), el desarrollo del logotipo de la empresa 3 000 rublos (casi $100), y el diseño de la tienda, 2 000 rublos (casi $70). La primera compra grande de ingredientes, me costó aproximadamente 15 000 rublos (casi $500).

Dentro de dos años empecé a dar clases maestras de cocción de cremas: arrendé un local, donde también impartía clases de yoga, por 500 rublos la hora (casi $17). Pero a veces también tenía que hacer artificios: me ponía de acuerdo para una hora, pero me “detenía” dos, e incluso hasta tres horas, hasta que me hagan la observación. En ese entonces había poca gente, de 15-20 personas.

Ahora, hago los seminarios en mi casa. Como no puedo coger más de cuatro personas, por eso pido más dinero: al principio el pago era de 2 500 rublos, pero después, al comparar con los precios de los competidores, lo elevé hasta 3 000 rublos.

Los ingresos

Para llegar al balance contable tuvo que pasar 3 años!. Después, tuve que pasar 1 año más, entre la ganancia cero y una pequeña ganancia.  Si no fuera por mi fanatismo, ya hubiera abandonado el negocio. A las finales, sólo después de 4,5 años empecé a recibir una ganancia más o menos decente.

Ahora, por el precio promedio de 2 100 rublos, la facturación anual es de casi 1,2 millones de rublos, y el el beneficio, es del 65 % (el 10 % es para la beneficencia). El 10% adicional, de la ganancia total, es el ingreso de las clases maestras. Ahora quiero desarrollarme en esta dirección y dictar seminarios para todos los que usan cosméticos, y no sólo a los que lo hacen.

Los primero años, mucho me ayudaba mi familia: con los mensajeros y los ayudantes procesábamos casi todo, incluso a mi madre y mi suegra. Con el tiempo, encontré a un químico orgánico, a un especialista en marketing, a mi asistente, y a aquellos que me ayudan con el sitio-web, todos ellas son mis clientas, a las que les puedo pagar con cosméticos, y no con dinero, por eso es que el negocio es muy económico. Con el dinero sólo le gago al mensajero.

Los clientes

Mis clientes habituales son 650 personas, que tienen problemas con la piel, a los que no les importa el envase bonito, porque lo que les importa es el resultado. Y aquellos, que no tienen problemas especiales con la piel, piensan que es importante traer y mostrarlo en la oficina, el frasco hermoso de Dior o Estée Lauder.

Al inicio tuve problemas con las recetas: ya que a menudo me equivocaba con las combinaciones para la piel. O hacía cremas muy grasosas, o fracasaba con los conservantes: se producían reacciones alérgicas. Me veía obligada a devolverles el dinero y a rehacer las cremas.

Yo siempre me preocupaba mucho de que los clientes gasten en mí demasiado dinero. Lo que yo quería es que no compren un montón de cosméticos, sino uno, pero, universal. Resultó que estaba equivocada“. Ahora mis productos los fabrico en serie. Las cremas individuales sólo las hago para mis clientas antiguas, pero subí el precio.

Mis proveedores y la producción

Mi primera proveedora fue Oliya Andreeva (que anteriormente fue mi asistente), que ahora tiene su propia tienda de ingredientes.  Tengo más proveedores, pero lo que me falta lo compro en el extranjero. Todos los esencias (aceites esenciales) los importo de Francia. De EE. UU. traigo distintas sustancias bio-fermentadas., como por ejemplo, de la empresa La Mer.  En Rusia nadie desea trabajar con cosméticos con las pequeñas empresas, ya que sólo desean vender empaques desde 10 000 unidades, que para mí, es irreal. Lo mismo sucede con las sustancias líquidas, ya que venden partidas desde 5 kgs., y esto es bastante. Por eso me veo obligada a buscar proveedores en Google.

También tengo otro blog, para rematar los restos de mis ingredientes. Por ejemplo, si compro 2 kgs. en aceites, separo 200-500 ml., el resto, lo vendo. No puedo decir que esto es parte del negocio, ya que el sobreprecio es sólo para pagar por la gasolina y los servicios del mensajero.

Un buen ejemplo para las jóvenes latinas. Espero que les haya gustado la lectura y la lección de esta mujer emprendedora.

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(Ref.: Hopesandfears.ru)

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