El amor con el ‘mal': ¿cómo casarse con un startuper?

El amor con el ‘mal': ¿cómo casarse con un startuper?

Management: ¿Cómo casarse con un empresario iniciante?

He aquí las confesiones de la esposa de un empresario iniciante (startuper ó persona que crea una nueva empresa de tecnología), que anónimamente narra sobre su vida después de su primer encuentro con él.  Esto, sobre todo, es muy importante para las mujeres jóvenes, que a veces, sólo se casan por los primeros indicios a la vista, como: la apariencia, el color de la piel, la estatura, etc, etc…! Pero que no prestan la debida atención en las cualidades más importantes de su futura pareja, ni en las esencias claves del sistema capitalista que es sinónimo de: competencia, conocimientos, habilidades, ley del más fuerte por su dinero, empresa o negocio, trabajar para otros, y…”. Y lo más importante: la familia funciona mejor si se trabaja en equipo, pero de forma bien decidida y armoniosa.

A los 25 años de mi vida yo ya tenía una carrera exitosa de especialista en marketing, pero ni las reverencias de mis colegas, ni las primeras bolsas LV no me hacían feliz. Me di cuenta que me quería casar: para quedarme dormida incándole con la nariz  la espalda a mi hombre amado, y despertarme más temprano para preparar el desayuno delicioso.

Por asuntos de mi trabajo a menudo acudía a los eventos para startupers, y en cierto modo se me vino la idea de que, a mi futuro marido, debo de buscarlo precisamente aquí. Los jóvenes guapos, ambiciosos, muy a menudo directores ejecutivos de sus propias empresas, me parecían ser la única esperanza para un mejor futuro. Porque la mayoría de mis coetáneos dignos ya estaban casados, mientras que los empresarios novicios tienen sus empresas o por lo menos un plan de negocios, pero no esposas.

Y fue así que una de tales reuniones, conocí a mi futuro marido. Al ver de lejos a un joven alto de cabello oscuro, que hablaba con entusiasmo sobre los georadares, que él mismo los había desarrollado, decidí acercarme lo más cerca posible hacia él. Él dijo que su invención cambiará el mundo, y tan convincentemente que en seguida me enamoré de él.

Durante nuestras citas discutíamos constantemente sobre su proyecto. En el primer mes de nuestras relaciones, yo aprendí de todo sobre los georadares: como realizar la cartografía de las estructuras geológicas, como determinar rápidamente el potencial de las estructuras geológicas y las zonas de fracturamiento.

En el tercer mes de nuestras relaciones, decidimos vivir juntos. Para vivir una vida normal, mi startuper no sólo se dedicaba a su proyecto, sino que también trabajaba en otra parte. Pero el dinero nos faltaba desesperadamente. Yo no entendía tan bien el por qué. Resulta que alrededor de mi “conejo” amado pastaban muchos lobos, con ganas de morder un pedazo de él, y mientras más mejor.

A él sus servicios les ofrecían diferentes tipos de consultores y embaladores. Algunos le ofrecían rellenar por 100 000 rublos (casi $3 000) la solicitud para obtener una subvención. ¡Le decían de una manera tan convincente que sin sus servicios nadie le concederá la subvención!. Otros le imponían sus servicios para la gestión de las presentaciones para los inversores. Aquí, también era necesario gastar no menos de otros 100 000 rublos. ¡Y mi novio, resulta que aceptaba todo esto! Después me enteré que sus conocidos empresarios también le cobraban sumas redondas por sus servicios dudosos.

Convencerle a mi ser amado que esto era un gran engaño, era simplemente imposible. Y como disuadirle, a no comprar todo estos tipos de servicios, no podía, tuve que hacer todo esto por sí sola. Empecé a telefonear a mis conocidos periodistas y con mis propios esfuerzos le hice la campaña de relaciones públicas, incluso algunas presentaciones. Después de vivir juntos 6 meses, yo ya empezaba a soñar que dentro de 20 años escucharé de él las palabras famosas de Henry Ford: “podría ser cualquiera cosa … Con tal que esté a mi lado mi esposa“.

Les confieso honestamente que cuando se escribe juntos los planes de negocio y toda la tarde se repite la intervención ante el inversor, esto es magnífico. El sentido de la unidad y el equipo hace que el sexo sea realmente entusiasmado. Sin embargo, desde la mañana ya no parece ser tan radiante. Me fatigaba en el trabajo odioso, y él continuaba calculando algo.

Así vivimos todo un año. Durante el año, él se dedicaba a su proyecto y a su otro trabajo. Durante el año invirtió todo el  dinero en su empresa startup. En ese tiempo, me dí cuenta definitivamente de que mi trabajo, que según él era un trabajo “insignificante”, era la única fuente de nuestros ingresos estables. Ya que el dinero, invertido en la nueva empresa de tecnología, era sencillamente imposible de sacar, sólo se podía invertir.

Y cuanto menos dinero le quedaba a mi startuper, tanto peor se volvía su estado de ánimo. Hubo un período de tiempo, en el que él no iba a su otro trabajo: por las noches no podía dormir y escribía algo nerviosamente, y durante el día lo pasaba desplomado en el sofá ante el televisor, negándose a hablar. Mis intentos de darle ánimo no dieron ningún resultado: salir de la casa para entretenernos, él se negaba, y mis obras de arte culinarias eran comidas sin placer, como la paja en el granero.

Hubieron momentos, en que me sentía frustrada y le gritaba, diciéndole que él es un hombre y que tiene la obligación de traer el dinero para la familia.

“Si no tienes éxito con tu proyecto del diablo, dedícate a hacer por lo menos taxi, ya que no se puede decir que eres un hombre si no ganas nada. ¡Ya no quiero comprar más la comida ni pagar las cuentas! Quiero flores e ir a los restaurantes”, estaba feroz. Después, por su puesto, le pedía perdón y sufría terriblemente. Él me perdonaba, y continuamos viviendo como antes: él consideraba que mi trabajo era insignificante, pero, sin embargo, pagábamos todas las cuentas con mi tarjeta de salarios, yo pensaba que él era un genio no reconocido, y esperaba que su proyecto pronto cambiaría el mundo.

Después de dicho año desafortunado, mi novio cambió por completo. Abandonó su startup y empezó a ir a su “trabajo normal por cuenta ajena”. Se levantaba muy temprano y se iba a ganar dinero.  Pero, por alguna razón, el dinero no lo veía nuevamente: en mi vida, como antes, no tenía flores ni regalos. Pero después resultó que él había ahorrado para la boda y el anillo de compromiso con un diamante. Cuando él se puso de rodillas y me pidió que fuera su esposa, yo, sin sin vacilaciones, le respondí: “Sí”.

Después de la boda ya pasó más de medio año, logramos restablecer nuestra situación financiera, y ahora nuevamente estamos dispuestos  a dedicarnos estrechamente con nuestra empresa startup y recaudar $100 000 para hacer el prototipo y ser parte del gran negocio de nuestro equipo pequeño, pero sólido.

Publicado por Mauritz. (ref.: H&F)

Compartir en redes sociales

Deja un comentario.

Tu dirección de correo no será publicada.

*



Яндекс.Метрика