Científicos descifran una parte del Manuscrito de Voynich

Científicos descifran una parte del Manuscrito de Voynich

(foto: (c) en.wikipedia.org)

El más famoso y misterioso Manuscrito de Voynich, sobre el que ha oído cada aficionado de la criptografía, por fin ha empezado a revelar sus secretos.

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Este manuscrito es un libro con una gran cantidad de ilustraciones y explicaciones de los mismos. Todas las ilustraciones han sido escritas utilizando un sistema de escritura desconocida y hasta hace poco era incomprensible totalmente, si hay algo de información útil en el libro. Y fue así que el año pasado, como resultado del análisis del Manuscrito por el físico-teórico Marchelo Montemurro de la Universidad de Manchester, apareció la esperanza de que el Manuscrito no es una mistificación, y que, definitivamente, contiene un mensaje significativo.

Los científicos, por primera vez fueron capaces de leer un fragmento de este enigmático Manuscrito, escrito hace 500 años por un autor y en un idioma desconocido. Es de suponer que el autor del Manuscrito podría ser un descendiente de los aztecas.

Seguramente, el análisis de Montemurro fue el que dio el impulso a los investigadores, ya que por fin se ha logrado un avance. Por extraño que parezca, pero los primeros pasos fueron hechos por el botánico Arthur O. Tucker de la Universidad del Delaware y el especialista en Tecnología de la información Rexford H. Talbert. Los resultados de sus estudios fueron publicados en la 100-ava edición de la revista HerbalGram, The Journal of the American Botanical Council.

En la primera imagen, en el inicio del artículo se muestra la ilustración del Manuscrito de Voynich y la ilustración del Codex Cruz-Badianus del herbolario Azteca de 1552. En ambas ilustraciones aparece la imagen de la planta Ipomoea murucoides comunes en Guatemala y el el Sur de México. En las dos ilustraciones aparecen un rizoma con vástagos (apéndices) con garras y florecillas blancas.

Y en la ilustración inferior se trasluce la Opuncia, de la familia de las cactáceas, el epígrafe por debajo del dibujo fácilmente se traduce en la denominación de la planta en el dialecto de la lengua Azteca.

Los investigadores, al encontrar similitudes en los estilos de los dibujos, pudieron identificar 37 plantas de las 303 presentadas, 6 animales y un mineral. El habitat de los objetos identificados es América Central. Y los nombres son similares en la ortografía a los nombres de estos objetos en el Español, Azteca,en las lenguas mixtecas y en el lenguaje Taino. Sobre la base de estos hallazgos ellos  plantearon la suposición de que el libro está escrito en uno de los dialectos de la lengua Azteca, y que describe el contenido del jardín botánico de México Central.

Los científicos han hecho un gran avance en la interpretación del manuscrito de Voynich,  cita, en el comunicado de prensa del Consejo Botánico Americano (American Botanical Council), el profesor de la Universidad de Purdue, Jules Janick. Para mi es una gran alegría,que  ellos han revelado que el libro contienen las imágenes de la flora y fauna mexicana. Es remarcable, que precisamente la información de los cultivadores de plantas haya ayudado encontrar a revelar una pista importante“. “Aunque los nombres de muchas plantas, como se aclaró después, están escritos en la lengua azteca, el texto básico permanece sin descifrar, pero no pierdo el optimismo“,  agregó Janick.

Durante mucho tiempo, el manuscrito se conservaba en las bibliotecas europeas, sin llamar la atención de los investigadores, mientras que a principios del siglo XX, el manuscrito fue comprado por el bibliófilo polaco Michael-Wilfred Voynich. El libro, en forma de un código ilustrado, consta de 240 páginas y que está escrito en una lengua y escritura desconocida. El texto tiene abundantes ilustraciones con esquemas extraños, supuestamente, de carácter astronómico y biológico. Es especialmente notable la sección botánica: aunque las plantas reproducidas no se ven inusuales, identificarlos y traducir los subtítulos, hasta ahora nadie lo pudo lograr.

La autoría (propiedad de autor) del Manuscrito se les atribuían a Roger Bacon y a muchos alquimistas famosos de la época del Renacimiento, y en ocasiones al mismo Voynich. Durante mucho tiempo se suponía que en el manuscrito se utiliza la criptografía, sin embargo, después de que en la década de los años de 1950, no pudieron descifrar el código incluso ni los criptólogos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE. UU., muchos empezaron a suponer que el libro, si no es una falsificación reciente, sencillamente no contiene texto significativo. Sin embargo, en 2013, los científicos de Argentina y Gran Bretaña establecieron que el texto del código se hizo según un modelo semántico y, que teóricamente, puede ser descifrado.

Los lingüistas y criptólogos aún no han respondido a la revelación de los botánicos estadounidenses. Hasta ahora, la opinión más difundida era que el código apareció en el Viejo Mundo, y que los datos del análisis de radiocarbono  indican que fue creado aún antes del descubrimiento de América por Colón, entre los años de 1404 y 1438. Pero, probablemente, estas fechas sólo indican cuando fue hecho el mismo pergamino.

Muchas fuentes dicen afirman, el Manuscrito de Voynich, es uno de los grandes misterios de la lingüística moderna, comparable en complejidad con los secretos de las tablas de la Isla de Pascua Rongo-Rongo, y el cifrado del Codex Seraphinianus: la enciclopedia ilustrada del mundo fantástico, creado por el diseñador italiano Luiggi Serafini a finales de los años de 1970 bajo la impresión del Manuscrito por Voynich.

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(ref.: Ruvr.ru; Abrahabr.ru; Internet)

 

 

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